28/11/06

El "TRIPARTITO" EN TEHERAN



Hace 63 años los "Tres Grandes" se juntaban en Teherán. La guerra empezaba a encarrilarse a favor de los aliados. Había que planificar estrategias en común y diseñar la posguerra

Dicen que hubo cordialidad. La fotografía oficial los presenta sentados: Roosevelt, delgado, en el centro, ¿de moderador?, Stalin a su derecha, estirado, sólido como su bigote y Churchil a la izquierda, arrepanchanado en la silla. Detrás media docena de "jefazos", segundones.

Los Tres decidieron allí la desmembración de la Alemania nazi, una vez derrotada, trazaron las futuras fronteras europeas, dieron un empujón a Polonia hacia el oeste a costa de Alemania y a favor de la URSS y redactaron el borrador de lo que sería la ONU.

Todo en 5 días: del 25 de noviembre al 1 de diciembre. Unos años después, en Yalta y en Postdam, acabaron de "arreglar" a Europa para unos 35 años.

Roosevelt, ante la reiterada insistencia de Stalin -¿qué pretendía teniéndolo a su lado?-, se alojó en la embajada soviética, lo que provocó el malestar de Churchill, que, incluso, llegó a coger "morro". También se dice que Roosevelt y Churchill estaban de acuerdo en dicho alojamiento para no dar la impresión a Stalin de que le dejaban aislado.

La verdad es que las conversaciones pocas veces fueron conjuntas, predominando las reuniones combinadas de dos en dos, con gran desorden y sin una metodología clara de trabajo. Esto llevo a recelar y maliciar mutuamente. Si esto ocurría entre ellos, que no harían los de alrededor (Roosevelt llevo 45 consejeros nada menos). Es natural, suele ocurrir en unas relaciones entre tres personas.

En este ambiente, mediando suculentas comidas y frecuentes brindis con vodka, los Tres Grandes se repartieron Europa y trocearon Alemania cual carniceros en una tienda al publico. Para fiarse de los "tripartitos".

EL PAPA VISITARÁ EL PAÍS DE ALÍ AGCA



Revueltas andan las cosas en los países musulmanes. Y, entre ellos, Turquía suele animar la prensa internacional con algún que otro atentado. ¡Cuidado!. Profundo ha sido y es el nacionalismo de kurdos y otomanos. Pero el Papa decide ir de visita. ¿Se ha olvidado el Vaticano del atentado de Alí Agca contra Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981?. Misterio fue aquel asunto y sigue siéndolo.



¿Qué había detrás de aquel joven mal afeitado, de tez oscura, traje gris y camisa blanca, que había sido militante del grupo radical nacionalista "Lobos Grises"?. ¿Por qué cuando iba a matarle desistió y se marcho a la estación, buscando un tren para Zurich?. ¿Por qué se lo pensó, de nuevo, y volvió sobre sus pasos decidido a acabar con el Papa?. Imparable, se abrió pasó entre la gente y a tres metros de la barrera de seguridad, apretó el gatillo de una "Browning", hiriendo al Papa.



Mientras el conductor aceleraba hacia el hospital el coche papal, lleno de Guardias Suizos, perdiendo el equilibrio, Alí Agca, con dificultad, se abría paso a codazos hasta que fue reducido.
-"Quería dejar huella en la Historia a través de un atentado terrorista sonado" se ha dicho.
-El dijo que había complicidad en el propio Vaticano: "Sin la ayuda de sacerdotes y cardenales no hubiera podido jamás hacerlo"....Juan Pablo, en mi entrevista con él, me reveló que el atentado fue una señal de Dios"....""Mi atentado fue decidido por Dios Santísimo"....
Las mafias italianas... los comunistas del este, `porque el Papa era polaco....
Hasta se ha dicho que la Virgen de Fátima había revelado a un pastorcillo algo sobre este asunto, porque...coincide el 13 de mayo, día del atentado, con la aparición de dicha Virgen en 1917 en Fátima.



Ahora dice el "matón" en una carta escrita en la cárcel turca de Kartal donde cumple condena y leída a los medios de comunicación por su hermano, que él es el Mesias, el nuevo enviado por Dios y llama a toda la Humanidad y al Papa a creer en la nueva Biblia de 100 páginas, escrita por él.



No se sabe si fue un milagro que se salvara el Papa, pero hoy sigue siendo un misterio.

26/11/06

El perfume





Ayer vi esta pelicula y me gustó, solo a medias, la verdad.

Esperaba algo más, pero mejora el libro.

Enseguida se entra en ambiente. El mundillo de los barrios marginales de una ciudad en el siglo XVIII es exagerado voluntariamente: hacinamiento, suciedad, harapos...

En vez del perfume que imaginaríamos agradable, se nos ofrece el mal olor.

-Ea, ¡vaya forma de empezar una película para mí que me gusta ir bien aromatizado!- , podría pensar un expectador que no leyó el libro, ni un resumen o adelanto del film.

-¡Buaaafff!, ¡Qué pestuzo!.

Pues abien, yo creo que es un logro bien conseguido del director mostrar detenidamente cómo el mayor experto en perfumes de la Francia del siglo XVIII nació en un mercado maloliente de una vendedora de sardinas.

Los varapalos que le da la vida al recién nacido, potencialmente oledor, son semejantes a los de Oliver Twits o cualquier novela realista del siglo XIX. En esto no hay novedad.

Tambien agobia el contexto de damas ñoñas, perfumistas, alquimistas, incapaces de satisfacer los gustos aromáticos de las mujeres, frascos, potingues , alambiques...

En cambio, es original que se fabrique la esencia del perfume en un sucio y angosto subterráneo con evacuación de desperdicios al río Sena.

Otro fallo: resulta demasiado andarín el "narizudo", orientándose por los vapores, que le llegan a través del aire: Se recorre, oliendo, toda Francia por cerros, cuestas, valles, montañas..., casi descalzo. O tenía callos o eran trampa sus zaparillas agujereadas.

Tópico, igualmente, el ambiente "pitiminí" de las clases pudientes y consumidoras.

¿Y el barón de Montesquieu?, Fugaz su paso por la película. No tiene tiempo de manifestar su aguda inteligencia.

La parte más "negra", los crímenes del protagonista, están en la línea de los asesinos patológicos convencionales... Demasiado tontas las autoridades y, sobre todo, el "jefe de seguridad" ¡Vaya por Dios!. Las mujeres caen en manos del malvado asesino a toda velocidad y no se entera el pobre hombre. Sin embargo, el obispo está adecuadamente tratado: queda suave y dulcemente ridiculizado.

Imaginativa la escena colectiva de la plaza, atiborrada de curiosos alrededor del cadalso con verdugo disfrazado. Genial el delirio generalizado. Algo así como las pinturas de "El Bosco", primitivo flamenco del siglo XV.

El final es una estrategia: el film cierra el círculo, vuelve finalizando a donde empezó naciendo: el mercado maloliente.

En fin, demasiados gestos y narices del protagonista. El actor debió entrenarse asiduamente delante de un espejo.

El libro de Sunskind, algo pesado, se hace llvadero con la imagen.