El Atletico se muda a "la Peineta"
El estadio Vicente Calderón tiene los partidos contados.
Será demolido como su vecino el edificio Mahou y en su lugar se explanará una amplia zona verde, se soterrará la M-30, un colegio público próximo triplicará su espacio, se construirán 2.500 viviendas y se hará un pretencioso lago, que si se ve el mapa de la zona, será más bien un charco.
El alcalde Gallardón, que lleva camino de emular a urbanistas como De Castro, Cerdá, Haussman, Hipodamo de Mileto... podrá dejar atrás en la carrera del adecentamiento de la capital al "Rey Plazuelas", el "intruso" José Bonaparte, que se obsesionó haciendo pequeñas plazas en solares de conventos e iglesias derruidos. También hizo la amplia Plaza de Oriente, conservada por los madrileños cuando se fue, pero que, para fastidiarle mientras estuvo, a la calle entre la plaza y el Palacio le llamaron Bailén, recordándole al "gabacho" la famosa batalla campal en 1808.
Pero no podrá adelantar al llamado " el mejor alcalde de Madrid", Carlos III, que hizo las plazas de La Cibeles, de Neptuno, la "remirada" puerta de Alcalá, el Jardín Botánico, el Museo del Prado..., que también inició el alumbrado, recogida de basura, alcantarillado, adoquinado... Por tantas obras los chulapos de la capital decían que tenía el "mal de piedra", que además era verdad, ya que tenía piedras en el riñon, de lo que murió.
Con esta demagógica operación urbanistica todo el mundo ganará: los arquitectos, promotores, constructores, obreros y técnicos en paro, el colegio publico de al lado, el Club de futbol, el Ayuntamiento, el castizo pueblo madrileño, que podrá solazarse en la ribera del Manzanares, como se hacia en el siglo XVIII las tardes de los domingos soleados y Don Alberto Ruíz, que sumará puntos para la presidencia "pepera" y después para la candidatura a la presidencia de "este país".
Hay que cambiar, hay que mejorar, hay que modernizarse, hay que mover el dinero. El progreso no debe tener límites.
Sólo los nostalgicos "colchoneros del Aleti" echarán una lagrimilla recordando las escasas tardes goleadoras, cuando el "mafiosio" y extravagante alcalde de Marbella, D. Jesús Gil Talital era el impertinente presidente del Club.
Mientras tanto, algún orgulloso y socarrón seguidor del club rival, el Real Madrid, sonriendo, comente con algún colega: "El Atleti donde va a ir es a hacer puñetas".
¡Pelillos a la mar!
Será demolido como su vecino el edificio Mahou y en su lugar se explanará una amplia zona verde, se soterrará la M-30, un colegio público próximo triplicará su espacio, se construirán 2.500 viviendas y se hará un pretencioso lago, que si se ve el mapa de la zona, será más bien un charco.
El alcalde Gallardón, que lleva camino de emular a urbanistas como De Castro, Cerdá, Haussman, Hipodamo de Mileto... podrá dejar atrás en la carrera del adecentamiento de la capital al "Rey Plazuelas", el "intruso" José Bonaparte, que se obsesionó haciendo pequeñas plazas en solares de conventos e iglesias derruidos. También hizo la amplia Plaza de Oriente, conservada por los madrileños cuando se fue, pero que, para fastidiarle mientras estuvo, a la calle entre la plaza y el Palacio le llamaron Bailén, recordándole al "gabacho" la famosa batalla campal en 1808.
Pero no podrá adelantar al llamado " el mejor alcalde de Madrid", Carlos III, que hizo las plazas de La Cibeles, de Neptuno, la "remirada" puerta de Alcalá, el Jardín Botánico, el Museo del Prado..., que también inició el alumbrado, recogida de basura, alcantarillado, adoquinado... Por tantas obras los chulapos de la capital decían que tenía el "mal de piedra", que además era verdad, ya que tenía piedras en el riñon, de lo que murió.
Con esta demagógica operación urbanistica todo el mundo ganará: los arquitectos, promotores, constructores, obreros y técnicos en paro, el colegio publico de al lado, el Club de futbol, el Ayuntamiento, el castizo pueblo madrileño, que podrá solazarse en la ribera del Manzanares, como se hacia en el siglo XVIII las tardes de los domingos soleados y Don Alberto Ruíz, que sumará puntos para la presidencia "pepera" y después para la candidatura a la presidencia de "este país".
Hay que cambiar, hay que mejorar, hay que modernizarse, hay que mover el dinero. El progreso no debe tener límites.
Sólo los nostalgicos "colchoneros del Aleti" echarán una lagrimilla recordando las escasas tardes goleadoras, cuando el "mafiosio" y extravagante alcalde de Marbella, D. Jesús Gil Talital era el impertinente presidente del Club.
Mientras tanto, algún orgulloso y socarrón seguidor del club rival, el Real Madrid, sonriendo, comente con algún colega: "El Atleti donde va a ir es a hacer puñetas".
¡Pelillos a la mar!
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