Y nació la Falange
Asistieron derechistas, reaccionarios, curiosos y personas que sabían donde iban. Al día siguiente la revista "Acción Española" publicó a "bombo y platillo" el discurso.
De los tres oradores el que dio el tono, el tercero, fue de Primo de Rivera. Con gran claridad atacó el liberalismo y el marxismo y propuso una alternativa:
1.- Empezó criticando a Rousseau porque decía que la justicia y la verdad no eran categorías permanentes, sino decisiones de la voluntad, opinables, porque la voluntad popular, expresada en el sufragio, era infalible y capaz de definir en cada instante lo justo y lo injusto, el bien y el mal.
2.- Pasó a atacar al liberalismo, servidor de la doctrina roussoniana, al sistema electoral, al gobierno de las mayorías, a la libre competencia y le acusó con sus injusticias y diferencias de ser el causante del nacimiento del socialismo.
3.- Después, acusó al socialismo por su perniciosa interpretación materialista de la Historia, por la lucha de clases, que enfrenta a las personas, por la negación del espíritu, la Religión y la Patria.
Concluyó su crítica: "Todos los males de España son responsabilidad del liberalismo y del socialismo".
Como alternativa, propuso un "movimiento, no un partido, ni de derechas ni de izquierdas, que incluya a todos los patriotas, que busque el bien, no personal, ni de clase, sino general".
Finalmente, Primo de Rivera se iluminó, se trascendió y con lenguaje poético habló de la Patria "como unidad total, síntesis trascendente, síntesis indivisible" y habló del Estado como “instrumento eficaz y autoritario de la Patria”. Soñó con que "todos los pueblos de España se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino". Pidió "la desaparición de los partidos políticos y la instauración de la Familia y el Municipio como las unidades naturales a través de las cuales se debe participar". Dignifico al “hombre como portador de valores eternos”. Defendió la "autoridad, la jerarquía, el orden y el derecho de cada uno a ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna, porque no debe haber convidados, ni zánganos". Aseveró: "Queremos que España recobre el sentido universal de su cultura y de su Historia"
A continuación, pasó a los métodos: "si ésto ha de lograrse en algún caso con la violencia, no nos detengamos ante la violencia, porque no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria".
Propuso una actitud ante la vida, basada en "el espíritu de servicio, de sacrificio, en el sentido ascético y militar de la vida".
Se mostró totalitario: "venimos a luchar por que un Estado totalitario alcance con sus bienes lo mismo a los poderosos que a los humildes".
Y llegó el éxtasis final "A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas. En un movimiento poético, nosotros levantaremos este fervoroso afán de España, nosotros nos sacrificaremos, nosotros renunciaremos y de nosotros será el triunfo. Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas. Que sigan los demás con sus festines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas".
Pocos días después se fundó Falange Española. Era un partido descaradamente fascista, sin ocultar su objetivo de "asaltar el poder". Gentes añorantes de la Dictadura de su padre, monárquicos residuales, señoritos, aristócratas, la clase acomodada y estudiantes fogosos escucharon lo que querían oír. El huevo de la serpiente eclosionó y aquella tarde-noche la derecha parió un líder, que Sánchez Mazas profetizó que llegaría "cuando menos se piense".
El totalitarismo, el fascismo puro y duro echaba a andar en España. 30 de octubre de 1933. Una noche con luceros.