10/10/07

El "Che" Guevara






Cuarenta aniversario de la muerte del “Che” Guevara.

Fiesta en Cuba y en Bolivia.

Ernesto Guevara, el “Che”, era hijo de aristócratas de clase alta, que discutían, se separaban y mudaban continuamente de domicilio: Su padre era terrateniente, propietario de un yerbatal de mate en Misiones, rentista, mal administrador del patrimonio. Su madre descendía de familia rica con prejuicios y convenciones, pero ella salió feminista y progresista.

Nació sietemesino, a pesar del certificado médico falso, bien remunerado, para ocultar que su concepción fue antes del matrimonio. Se crió sin estrecheces, pero fue un niño enfermizo y postrado a temporadas por el asma crónica, que le permitió aficionarse a la lectura y al ajedrez.

Fue un adolescente rebelde, travieso, “hippie enfermizo”, que discutía con sus padres y maestros, desaliñado, arriesgando al límite su cuerpo. Tenía mal carácter, era provocador, escandaloso, contrario y violento con su interlocutor, menudeando golpes contra muebles y objetos próximos, si se le contradecía.

Estudió medicina a golpes, intercalando viajes “a dedo”, en bicicleta, moto, coche y barco por toda América del Sur. Ya doctor, se interesó por las alergias y enfermedades contagiosas, pero no pasó de ejercer como extractor de muelas a los campesinos de Sierra Maestra, después de que Fidel le enrolara como rimbombante médico en el destartalado Granma.

De profesión: guerrillero. Desconfiando del entorno, vigilante. Su lema era “Muerde y huye, escabullete”. Era temerario, estricto ante actos de indisciplina, frió y duro en la ejecución de traidores, como Eutimio. Implacable, mandó ejecutar a partidarios de Batista y ricos terratenientes. Castigaba a los que cometían errores y seguía su cumplimiento hasta el final, sin posibilidad de perdón. Contundente y con capacidad de mando, seguro.







Sus enemigos le acusan de ser asesino en masa, criminal. “¿Fusilamientos?: si, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando, mientras sea necesario”, proclamó en las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1960.

Duro, seco, irónico, exigía ser tratado con respeto. “Se ve que manda de verdad. Lo que ordena se cumple”. Exigía estricta disciplina, pero se comportaba con todos de forma igualitaria y justa. Era muy organizado, exacto, puntual.

Al contrario de Fidel, adulador y encantador de masas y muchedumbres, el “Che” prefería la sierra, la selva, las quebradas. Tras el triunfo de la revolución se fue de La Habana al cuartel de La Cabaña, no salía del edificio de Industria, cuando fue ministro, se encerró varias semanas en la embajada de Tanzania, después de la falsa ilusión del Congo, donde nunca congenió con el jefecillo indígena Kabila y estuvo cinco meses sin salir a la calle en Praga en una casa de seguridad del servicio secreto cubano.
“Soy el solitario que era, buscando mi camino sin ayuda”, le escribió a su madre.

Autocrítico, inconformista, en constante perfeccionamiento. Austero, nunca tuvo privilegios, ni él, ni su familia o amigos, renunció a su sueldo como ministro y sólo cobró como comandante. Fue incorruptible. Tuvo éxito con las mujeres y varios hijos de ellas, pero no fue padre, ni esposo cariñoso y familiar.

Antiimperialista, siempre enemigo del americano del norte. Contra EE..UU buscó el apoyo de la URSS, que provocó la “crisis de los misiles”, que puso al mundo al borde la una guerra nuclear. Comunista, su objetivo era abrir nuevos focos de insurrección en Sudamérica, pero tan radical, que se opuso abiertamente a la estrategia soviética de la “coexistencia pacífica” y se acercó al pensamiento de Mao.

Ideó el “foquismo”: Cuando en un país existan "condiciones objetivas" para una revolución, un pequeño "foco" guerrillero puede crear las "condiciones subjetivas" y desencadenar un alzamiento general de la población”.

Para el Che existía un vínculo estrecho entre la guerrilla, los campesinos y la reforma agraria, diferente al pensamiento del socialismo soviético, más relacionado con la clase obrera industrial.

Otorgaba un rol fundamental a la ética individual, tanto del guerrillero durante la revolución, como del ciudadano en la sociedad socialista. Este aspecto lo desarrolló bajo el concepto del "hombre nuevo socialista", al que veía como un individuo movido por una ética personal que lo impulsaría a la solidaridad y el bien común sin necesidad de incentivos materiales para ello. Guevara otorgaba un valor central al trabajo voluntario al que veía como la actividad fundamental para formar al "hombre nuevo".

Pero Cuba se le quedaba pequeña y un día escribió una carta Fidel, renunciando a todos sus cargos y anunciando su partida a “nuevos campos de batalla”. Dicen que Fidel tenía celos y le equipó inicialmente para que se fuera cuanto antes. Algunos meses después le abandonó en las quebradas bolivianas.

Para sus partidarios, el “Che” simboliza la lucha contra las injusticias sociales, la rebeldía y la incorruptibilidad, pero hoy la figura del “Che” se ha comercializado (colgantes, llaveros, camisetas, discos, películas...), se ha relativizado, empequeñecido. Es un mito para snobistas y consumidores. La figura del "Che" ha sido una moda temporal.



Aventurero armado en el contexto histórico del "caudillismo latinoamericano", héroe trágico, reguero de fracasos y de muertes, mito temerario, quizás, quizás, asesino, terrorista, bajo la condición de mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.

El sargento Terán y el soldado Huanca salieron voluntarios para ejecutarle en la escuela de La Higuera, después de su captura en la quebrada de El Churo.
«¡Póngase sereno y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!».dijo el “Che”.
Siete tiros. Terán presumirá después de haber sido el "fusilador", pero tuvo que emborracharse para matarlo.

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