29/8/07

Francisco Umbral




Socarrón, dandy, snob, soberbio, quizás para compensar la timidez invencible, insolente, hosco, repelente, serio, boca horizontal sin arrugas en los pómulos, porque nunca sonreía, temeroso, huraño, a disgusto con casi todo, pero pasándoselo bien, extravagante, llamando la atención con accesorios a su persona, la bufanda sobre todo, las patillas de pelos rígidos, curvados hacia la oreja, el pelo largo, lacio hasta el cuello...

Nostalgico idealizado de su niñez y juventud díscola, porque tenía presente su pasado, pero crítico negativo respecto al contexto franquista. Pasó de las derechas primaverales a rojizo maduro, criticando a "la derechona" y finalmente a amarillo y ácrata moderado.

Lo mejor, sus técnicas y habilidades literarias. Gracioso, sensible, lacerante, talentoso, preciso y directo en la palabra, claridad en la exposición, narrador del día a día, agente de la calle y la noche madrileña, hiperrealista, lenguaraz popular y castizo.

Desafió un contexto hostil, lleno de perjuicios y convencionalismos.

Su belleza está en su forma de usar la palabra, la frase, el párrafo.

Umbral fue más periodista, que literato. Ni poeta, ni novelista. Articulista, ante todo.

Umbral, tipo raro, como Valle-Inclán, periodista brillante, como Larra, acaba de morir en Madrid.

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