22/8/07

El tiburon de Tarragona

Hace aproximadamente una semana en algún periódico apareció la noticia de que se había visto un tiburón por las playas Arrebascola, cerca de las rocas del Miracle, en la provincia de Tarragona. Días después eran casi todos los periódicos los que redactaban a coro la noticia. Más tarde, ya era un asunto importante de todos los medios de comunicación.




Las autoridades, para evitar peligros y poder cuidar al pez, si estaba enfermo, tomaron la decisión de capturarle y llevarle al Acuario de Barcelona. La captura -¡cuidado con hacerle daño!- fue tomada por video y los curiosos acudieron en masa. ¡Un espectáculo!. Después vino el transporte y el depósito en el Acuario. Hoy la noticia es: "Ha fallecido el tiburón".

El pez cayó simpático, porque era un tiburón de los buenos, de los que no comen personas, ya viejecillo, de unos 20 años y quizás podía estar enfermo.

Tres escogidos expertos del Acuario y uno de la Cruz Roja, vestidos con trajes de neopreno de protección, con una red de inmobilización y medios de todo tipo se aprestaron con suma delicadeza y cuidado para no dañarle y, por supuesto, sin anestesiarle, a su captura.

El tiburon se defendió legitimamente y dañó levemente a dos de ellos, que con toda su buena voluntad sólo querían prestar ayuda.

Fue trasladado, con escolta, dentro de una bañera adecuada, buscada y escogida específicamente para el caso, al Acuario de Barcelona. A pesar de este delicado transporte, los acompañantes dijeron que el recorrido le había estresado. Allí submarinistas y expertos, haciendo guardia por turnos intentaron analizar su comportamiento, cuidarle y recuperarle.

Ahora, ya muerto, le harán una necropsia, y análisis histopato-toxicológicos. Las causas apuntan a la vejez, a problemas internos -quizás se tragó algún objeto perjudicial-, más que a la herida en una aleta, provocada por un arpón.

¿Porque no se le dejó morir en su sitio natural, el mar, teniendo en cuenta que no era peligroso?

Diariamente se capturan toneladas de sardinas, atunes, lubinas..., que se venden para comerlas -¡Qué ricas!- y nadie pide que se las cuide y que no se mueran. Se las mata. ¡Ah si el pescado de tiburón fuese tan esquisito!, pero, ¡pobres lubinas!, nadie las compadece, al escualo, en cambio, se le llora su muerte.

¡Verdad que este asunto se parece mucho, mucho, a los inmigrantes africanos, que se les captura, cuando acuden a las playas en pateras!.

Cuando algún enfermo de una incurable enfermedad tiene difícil su curación, le mandan a su casa, porque en los hospitales no hay salas de cuidados paliativos para ellos y tienen que ser los familiares los que deben acompañarle y cuidarle.

¿Quien no ha ido en verano o Navidades, por una urgencia, al hospital en una ambulancia vieja, llevada por un conductor, que está sustituyendo al titular, en la que la camilla del enfermo va de lado a lado en las curvas, porque se prefiere la velocidad a la delicadeza en el transporte?. ¡Privilegiado el escualo, al que le hacen una bañera especial, le llevan con todo cuidado y le atienden permanentemente tres expertos!

Dicen que la visita de turistas al Acuario de Barcelona se ha triplicado desde la captura del tiburón.

Pasará tiemnpo hasta que a los racionales nos cuiden como a tiburones playeros.

¡Qué ñoño el tratamiento de esta noticia en los medios!. ¡Aquí hay algo patológico!

1 comentario:

Anónimo dijo...

POR PESCADO DE MIERDA TANTO LIO !!! y luego a cuelkier persona, 3 msese para darse cita, los ecologistas son memos !!!

en la vida hay q ser practico, q se acaba rapido y sin darte cuenta !!!