15/9/07

El "Grito" de Dolores

Sin infravalorar la influencia de la Ilustración, de la Revolución Francesa y de la independencia de EE. UU., lo que condicionó el proceso emancipador de Méjico fue la ocupación de España por los franceses y la abdicación de Carlos IV y Fernando VII.

Los criollos fueron la auténtica fuerza impulsora de la independencia, pero en Méjico fue diferente.

Miguel Hidalgo, cura de Dolores, muy instruido, lector en francés de las ideas ilustradas, era uno de los oscuros conspiradores de Querétaro contra las autoridades gobernantes. Descubierta la conspiración, uno de los implicados en ella, Aldama, corrió denoche hasta Dolores para avisar al cura.

Era la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Hidalgo tenía sesenta años.


Hidalgo se alteró, se apremió y convocó a sus feligreses, tocando a rebato las campanas de la iglesia, cuando aún no había amanecido. Allí, desde el púlpito, les arengó con un sermón. A continuación, les dirigió a la cárcel local y, abriendo los calabozos, incorporó a los presos a su "milicia", armándola con objetos de uso corriente y con fusiles de la armería del pueblo.

Después les llevó a la ermita de la Virgen de Guadalupe, donde les sermoneó de nuevo y tomando su estandarte les lanzó a una guerra al grito de:
"¡Viva la Virgen de Guadalupe!. ¡Viva Méjico!. ¡Viva Fernando VII!. ¡Muerte al mal gobierno!. ¡Abajo los gachupines!




El "Grito de Dolores" fue el inicio de la independencia de Méjico. La bandera "guadalupana" contra la bandera "gachupina".

De Dolores, ocupando pueblos subió a la ciudad de Celaya, que tomó. Con un retrato de Fernando VII y con música ocupó la ciudad y la saqueó.

Sus seguidores le proclamaron "Generalissimo de América", pero la Inquisición se aprestó a declararle "hereje, cismático, apóstata de la religión, negador de la virginidad de María, materialista, libertino, abogado de la fornicación, sedicioso cismático y sectario de la libertad francesa".

La gleba de Hidalgo siguió ocupando pueblos y algunas ciudades. Trece días después entraron en Guanajuato. Su ocupación acabó con el asesinato de 350 soldados españoles.

Hidalgo tocaba la gloria, pero no podía seguir este ritmo de victorias. En Aculco el profesional ejercito español le dio el primer escarmiento a la muchedumbre de Hidalgo, que siempre fue una tropa de indígenas, a pie, armados con palos, flechas y ondas y de campesinos, caporales y sirvientes que eran la caballería. Luchaban sin orden, ni táctica. Robaban en los pueblos ocupados para vengarse de los españoles.

Pero el cura tuvo suerte, porque la insurrección se extendía por todo el país y el ejército era incapaz de sofocar todos los levantamientos. Sus éxitos fueron ralentizándose y el ejército les destrozo en la batalla de Puente Calderón.

A los seis meses del inicio fueron capturados los cuatro principales cabecillas por el chivatazo del traidor Elizondo, que en secreto se había pasado al bando realista.

En el juicio se le acuso de fabricar cañones, armas, mumiciones, de deponer autoridades, promover crímenes, asesinatos sediciones, conspiraciones, de alta traición y tuvo que firmar una retractación.

Fue degradado por tres prelados en una ceremonia sádicamente lenta, le rasparon las yemas de los dedos, "arrancándote la potestad de consagrar y bendecir", le quitaron el hábito clerical "te desnudamos de todo privilegio clerical por ser indigno de la profesión eclesiástica y te devolvemos a la ignominia del hábito seglar", le raparon el cabello, quitándole la tonsura, "borrando de tu cabeza la corona, signo del sacerdocio"...

Después le entregaron a los jueces que le condenaron a "excomunión y pena de muerte por profesar y divulgar ideas exóticas: partidario de la Revolución Democrática Francesa. Por disolución social: al pretender independizar a México, del imperio Español. En consecuencia, por traidor a la Patria".

Era el 30 de julio de 1811.

Cuando el fusilamiento le dispararon a la mano que se había puesto sobre el corazón. Hubo dos descargas, más el tiro de gracia. Después le cortaron la cabeza de un tajo. Su cabeza con las de otros tres jefes insurrectos las metieron en una jaulas de hierro y las colocaron en las cuatro esquinas de la alhondiga de Granadillas.

Hoy el nombre de Hidalgo está en pueblos, ciudades, calles, plazas, parques, escuelas, hospitales, instituciones, un departamento federal...

Todo empezó el 16 de septiembre hace 198 años. Fue el llamado "Grito de Dolores".

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