24/11/07

Fernando Fernán Gómez


Lo que yo extraigo y tanteo de él:

Por este orden, fue actor, escritor y ya, más lejos, director de cine y teatro.

De acomplejado y tímido a audaz y osado. Siempre tiró adelante, seguro de si mismo, "se trabajó" los premios que le dieron.

Despierto, espabilado, listo, inteligente, ordenado de ideas, siempre aprendiendo.

La vida le cabreó y se rebotó airado, irascible y, en ocasiones, violento. Fue agresivo contra la sociedad, el entorno, lo establecido.

Necesitado del público, no aduló a la masa, pasó de lado y la masa le vio antipático y lejano.

Desproporcionado, sin garbo, feucho, intentó ser galán sin lograrlo.

Trabajó, ingresó, gastó y no ahorró.

Buen compañero, defensor de su profesión, sin celos, ni rivalidades.

Ligón, de fondo machista, utilizó a las mujeres.

Con Emma Cohen encontró su definitiva media naranja. "¡Pobrecilla, la Cohen!", pensé cuando empezaron. Me pareció inocente ella y sin escrúpulos él, pero fueron únicos.

Muy leído, con mucho fondo formativo y cultural, fue conversador tolerante, sin ánimo de concienciar, ni imponer.

No le gustaron los insolentes, ni los sobrados, ni él lo fue, aunque tampoco modesto.

Siempre al margen de las conveniencias sociales, fue a "su bola", se desfogó creando con la pluma y la cámara. Fue izquierdoso, pero sin partido, acráta.

Generoso, fiel y amigo de sus amigos.
Una de cal, "La lengua de las mariposas", por ejemplo, pero también ha habido arena.
Como a todos los humanos el destino le llevó por donde quiso y el margen que le dejó sólo él sabrá si lo aprovechó bien.

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